Celebramos la vida de Pablo Edwin Finkenbinder, conocido por toda
Latinoamérica como el Hermano Pablo. Pablo nació el 24 de septiembre de
1921 en Santurce, Puerto Rico, y fue al cielo a encontrarse con su
Salvador el 27 de enero de 2012 en Irvine, California.
El miércoles 25 de enero Pablo celebró su 70 Aniversario de Bodas con
su amada esposa Linda, y con amigos y familiares. Se sintió bien, rió y
bromeó con todos. Al atardecer se quejó de un fuerte dolor de cabeza, y
lo llevaron de emergencia al hospital. Sus hijos, nietos y amigos se
reunieron allí para pasar con él sus últimas horas. Pasó en paz a la
presencia del Señor a las 3:55 am (hora del Pacífico) el viernes, 27 de
enero.
Pablo era muy conocido públicamente, habiendo predicado en pueblos y
ciudades a lo largo y ancho de América Latina durante los últimos
setenta años. Conmovía a todo el que lo escuchaba con las anécdotas que
contaba, y miles de personas aceptaron a Cristo como resultado de sus
mensajes. Sin embargo, quienes lo conocían personalmente sentían más que
nada el amor que mostraba a cada persona. Ya fueran altos mandatarios o servidores
en restaurantes y empleados en los hoteles que frecuentaba, sentían la
intensidad del amor y del afecto que les manifestaba.
Pablo y Linda fueron a El Salvador como misioneros en 1942. Pablo
recorría el país, a veces a lomo de mula, predicando el evangelio y
animando a obreros cristianos. En 1955, Pablo comenzó su primer programa
radial, y en 1960 produjo dramas bíblicos para televisión que llegaron a
reconocerse como el primer programa cristiano de televisión con un
horario de difusión semanal fuera de los Estados Unidos.
A Pablo se le conocía principalmente por su programa de radio y
televisión, UN MENSAJE A LA CONCIENCIA, que comenzó en 1964. Su novedoso
programa constaba de una anécdota seguida de una aplicación moral y
espiritual, que es una fórmula que ha dado resultado hasta hoy. El
programa se difunde actualmente más de 6,400 veces al día en 33 países, y
todo el tiempo lo donan las estaciones de televisión, las emisoras
radiales o seguidores de Cristo de las respectivas localidades. 55 mil
personas suscritas reciben el programa a diario por correo electrónico.
Aunque el Hermano Pablo mismo no grabó ningún programa durante los
últimos quince años, él y su junta directiva aseguraron el futuro del
programa al escoger a un sucesor en 1996. El legado del Hermano Pablo
perdurará mediante el programa en los años venideros. No se contempla
ninguna interrupción en las difusiones. Así lo hubiera deseado el
Hermano Pablo. Para su familia espiritual, incluso aquellos miles que
ganó para Cristo, no se trata de decirle adiós al Hermano Pablo sino
hasta luego... allá en el cielo.
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